Dicen las leyendas urbanas que los programadores somos aves nocturnas y que nos gusta más trabajar por la noche. No voy a desmentir esta leyenda ya que es cierto, lo que voy a hacer desde estas lineas es intentar explicar, y hacer comprender a los escépticos, las causas que llevan a que ocurra eso.
Posiblemente, otras personas, como diseñadores, escritores, creativos, publicistas, arquitectos, ingenieros, etc. se vean reflejados en estas lineas y me deje, desde su punto de vista, cosas en el tintero. Yo conozco mi profesión, me conozco un poquito a mi mismo y conozco a algunos colegas, y desde ese conocimiento es por el que escribo esto. Mil perdones si algo me olvido: ponlo en los comentarios y compártelo con todos nosotros. Gracias.
Si, es cierto, los programadores trabajamos mejor y somos más productivos por la noche, una vez se han ido todos a dormir, el ruido de la calle cesa y no hay posibilidad de interrupciones constantes de la concentración.
Hay estudios que demuestran que un programador tarda entre 15 y 30 minutos en encontrar su “punto de comodidad” en el que consigue su nivel personal de concentración, abstracción y total despreocupación por el mundo exterior. Una vez conseguido este “punto de comodidad”, el programador puede permanecer así por mucho tiempo, hay algunos colegas que se han olvidado de comer, ir al baño e incluso de dormir. El “punto de comodidad” no se refiere a que el programador se encuentre cómodamente sentado, el “punto de comodidad” es cuando se juntan todos los factores de silencio, armonía, orden y relajación. Es como el “karma del programador”: el mundo se reduce a lo que está haciendo y sus pensamientos (incluso su persona queda fuera de este mundo).
Pero ¿por qué por la noche?
Durante el día todas las personas tenemos compromisos que cumplir: llevar niños al colegio, hacer de comer, ir al mercado, atender a otras personas, ordenar y recoger la casa y/o la oficina, el condenado teléfono que siempre suena en el momento más inoportuno, la visita inesperada, hacer recados que parecen no acabar nunca, reuniones imprevistas …
Como se puede ver, es imposible que un programador que tenga esos compromisos pueda conseguir su karma nirvana personal para poder rendir al máximo. Puede, desde luego, aparcar todas esas tareas y ponerse a trabajar, lo que le suele acarrear un montón de problemas con las personas de su entorno (familia, amigos, compañeros de trabajo, jefes, autoridades …) y todos esos problemas conllevan su propia carga emocional que también influye en el estado de ánimo del programador para realizar su trabajo.
Así que, como durante el día hay que hacer innumerables tareas totalmente inconexas, el programador opta por no meterse en su karma nirvana y esperar al momento propicio para hacerlo, ya que si lo hace (y esto lo sabemos los programadores con mucha experiencia) puede ocurrir que, o bien se olvide de hacer las tareas (con sus problemas añadidos), o bien tenga que detener el transcurso de su pensamiento para hacerlas, lo que suele ser tremendamente doloroso ya que, para recuperar de nuevo su karma nirvana, la concentración y el hilo de lo que estaba haciendo, precisará de entre 35 y 90 minutos.
Este motivo lleva a que el programador espere a la noche, cuando nada le puede molestar, para realizar su trabajo con comodidad. Aunque hay noches que el cansancio del día no le permite conseguir su karma nirvana y debe sucumbir a la necesidad de descanso.
¿Son vagos los programadores?
Otra de las leyendas urbanas que corren por ahí sobre los programadores es que son unos vagos, que trabajan poco, que no cumplen con los compromisos y que no se puede confiar en su palabra.
Nada más falso. Si leemos con detenimiento el párrafo anterior nos daremos cuenta que los programadores se pasan la vida buscando el momento de su karma nirvana para poder realizar su trabajo y cuando no lo consiguen se pasan los días y el proyecto no se acaba nunca (a veces ni se empieza). Entonces el programador es vago, ¿no?.
Pues no, si al programador se le deja trabajar y se le descarga de las tareas que le restan tiempo para desarrollar su trabajo, se demuestra fácilmente que el programador es todo lo contrario: es una máquina de producir. Muchas veces podemos ver al programador sentado en el sofá, paseando o acostado (echado), y si nos acercamos descubriremos que no está durmiendo ni descansando, está concentrado en su tarea de encontrar la solución óptima para resolver algo; el programador no está todo su tiempo sentado ante el ordenador machacando las teclas. Otras veces lo podemos ver navegando por Internet, mirando páginas de redes sociales, o chateando con gente (generalmente, otros programadores), lo que no significa que haya perdido su karma nirvana, simplemente está relajando la mente para poder pasar de un problema a otro.
¿Los programadores son ariscos, respondones y malhumorados?
Jajaja. Sí. Si interrumpimos a un programador cuando está en su
karma nirvana, ya sea sentado ante el ordenador, o pensando, nos podemos llevar la impresión de que es un sieso, una persona arisca, respondona y malhumorada. ¿Has intentado molestar a un perro cuando duerme? Pues lo mismo con los programadores que están en su karma nirvana: no son ellos, como he comentado antes, el programador abandona su cuerpo para ser sólo mente, problemas, soluciones y líneas de código. Así que cuando veas a un programador trabajando, déjalo terminar si no quieres llevarte una mala impresión.
¿Horario de trabajo? ¿De verdad? Mire, Vd. no quiere un programador, quiere un “picacódigo”.
Es cierto que por las necesidades de la organización empresarial de nuestra sociedad, es necesario que los negocios se rijan por determinado horario de trabajo, y que todo el personal, incluidos los programadores, se ajusten a él. Pero nada más lejos de la realidad, cuando se impone un horario a un programador es lo mismo que ponerle grilletes en las manos e impedirle que trabaje. Las empresas que contratan programadores para programar y conocen su forma de funcionar, saben que no deben imponerles horarios ni tareas que les agobien, aunque sí deben especificar un plan de entrega de tareas lo sufucientemente flexible para que el programador haga su trabajo.
Las empresas que contratan a programadores y desde el primer día lo ponen a dar soporte técnico a los clientes, para aprovechar de esta forma que el programador asuma las dos tareas, no saben que lo que están haciendo es matar el espíritu del programador. Una de dos, o le dejan programar u organizan un horario de atención telefónica durante el cual no se programa, y el horario de programación hay que respetarlo. Incluso en el caso de reuniones urgentes, hay que respetar que el programador está en su karma si se desea obtener de él todo su potencial.
Como en todas las profesiones, en el mundo de la programación hay de todo. Hay programadores que no lo son realmente, aunque escriban código y hagan programas. Son los “picacódigo”, gente que va a trabajar por un sueldo, que solo se limitan a hacer lo que les piden de la forma más sencilla que saben y que para nada se pueden comparar con el programador comprometido con su trabajo, el programador que pare y da forma a la ideas de los demás y las suyas propias. Esos “picacódigo” son contratados por empresas y sirven para todo, como no llegan al karma nirvana, pueden atender el teléfono, ir a por café, asistir a reuniones, reparar enchufes y hasta la tostadora de pan de casa del jefe…. En fin, los empleados multiusos que buscan muchas empresas.
Problemas emocionales. El fin del karma nirvana del programador.
Aunque no lo parezca, los programadores somos personas y tenemos sentimientos. Anteriormente he comentado que un programador necesita una serie de cosas para poder encontrar su karma nirvana y rendir al máximo, una de las cosas más importante es que el programador se encuentre emocionalmente estable. Un programador lleno de problemas emocionales no consigue su karma nirvana, puede entrar en él de forma puntual, pero tardará poco en abandonarlo: en cuanto los pensamientos negativos relacionados con sus problemas emocionales aparezcan en su mente (y, en serio, cuesta mucho concentrarse con ese tipo de problemas).
Generalmente, los problemas emocionales se producen en el ámbito familiar (por aquello de las tareas domésticas que pueden olvidarse o abandonarse por estar profundamente concentrados) o bien en el laboral (cuando al programador le imponen tareas que no debe hacer y le piden que programe al mismo tiempo apretándole con las fechas).
Consejos si convives con un programador.
Los programadores no somos personas fáciles en lo que a las relaciones se refiere. Principalmente por que muchas veces podemos estar horas y horas metidos en nuestro karma nirvana a distintos niveles de profundidad. Por ejemplo, un programador puede estar con su pareja asistiendo a la boda de unos amigos y a la vez tener parte de su mente en su karma nirvana: así puede parecer distraído, distante e incluso estúpido. Hay que comprenderlo, los programadores no nos sentamos delante del ordenador aporreamos unas cuantas teclas y hemos terminado, ¡no!. Los programadores estamos constantemente, incluso dormidos, pensando en el trabajo que tenemos entre manos.
Como consejo general, a las personas que conviven con programadores, les diré que si lo quieren y lo conocen, respeten su karma nirvana. Un comentario inocente sobre lo tonto que podemos parecer puede dar con todo el karma nirvana en el suelo y destrozar el trabajo mental de semanas (incluso acabar una relación sentimental).
Como consejos concretos:
- Si está concentrado en su trabajo no lo interrumpas. Anota lo que deseas decirle y pónsela a su lado en la mesa. Ya te dará respuesta. Si es urgente lo que necesitas, ponlo en la nota. El programador sabrá que hacer. Confía en él. Es importante.
- Si ha estado toda, o gran parte, de la noche trabajando y no puede despertar por la mañana, déjalo descansar. El esfuerzo mental que hace cansa más que andar 20 kilómetros a marcha militar.
- Si está trabajando en un proyecto, no le impongas tareas inconexas, te va a ayudar, pero déjale su espacio y no se lo invadas continuamente.
- Si no te habla no está enfadado contigo. Está pensando en sus cosas. No le ataque con “¿qué te pasa?”, “¿te he hecho algo?”, “¿estas enfadado?” y cosas así. Lo que haces es atacar su estabilidad emocional y puedes hacer caer su
karma nirvana.
- No le cuentes cosas poco interesantes solo por hablar, puede que te lleves una mala contestación. Si el programador no habla véase el punto anterior.
- Respeta su tiempo de trabajo. Sea cual sea la hora a la que trabaje. El programador no puede controlar el momento creativo y sabe que si lo pierde no hay posibilidad de recuperarlo.
- No te enfades con un programador que no acude a una cita sin avisar, seguramente está tan inmerso en el
karma nirvana que ni se ha dado cuenta del paso del tiempo.
- Si eres pareja de un programador, se cariñoso con él o ella. Entiéndelo y ayúdale a superar los malos momentos. La programación da grandes satisfacciones personales, pero cuando algo no sale puede hundir el
karma nirvana del más fuerte.